Tras la conversión de Julián, Ederson adivinó el remate de Luka Modric. Manchester City estaba 1-0, pero no hay abismo que Real Madrid no sepa salvar.
Real Madrid alarga la leyenda con nombres nuevos que se van incorporando a sus gestas. El ucraniano Lunin era el segundo arquero del plantel, detrás de ese muro que es Thibaut Courtois, que a principios de la temporada sufrió la rotura de ligamentos de una rodilla y cuando estaba por reaparecer se lesionó los meniscos. Real Madrid no confió en el ucraniano en un primer momento. Salió al mercado y contrató a Kepa Arrizabalaga, transformado en 2018 en el arquero más caro de la historia con los 80 millones de euros que pagó Chelsea.
El ex-Athletic Bilbao no dio seguridad, fue perdiendo el puesto, pasó a manos de Lunin, que de tercer arquero saltó a la titularidad. Y en Manchester tuvo su noche soñada. “Fue mi primer partido de 120 minutos en mi carrera. Hemos sufrido mucho, pero con el esfuerzo de todos sacamos el partido adelante”, respondió el guardavallas, que se incorporó al Madrid en 2018 y siempre estuvo en segundo plano. Hasta este miércoles.
Aun sin el ritmo enfebrecido de la ida, dos grandes equipos como Manchester City y Real Madrid son capaces de componer un estupendo partido jugando a revoluciones más bajas, sin transiciones desbocadas. Se estudiaron de arranque, más allá de que se conocen de memoria. Pero la genialidad siempre escapa de las previsiones y los recaudos. Es la que rompe los moldes y despierta el asombro. Sobraban jugadores con esa inspiración. El primero que la puso en práctica fue Jude Bellingham, que con el empeine derecho literalmente durmió un pelotazo de Carvajal que cayó desde no menos de 20 metros. Transformó un meteorito en una pelota de gol. El inglés continuó la acción con un pase a Valverde, que vio el desmarque de Vinicius, automáticamente conectado con su compatriota Rodrygo, autor de un doble remate para el 1-0.
Fue el cuarto gol en siete partidos contra el City de Rodrygo, emblema de la histórica remontada de hace dos años en el Santiago Bernabéu. Desde los 12 minutos quedó un encuentro más perfilado para la monopolización de la pelota que hace el City y el agudo sentido del contraataque de Real Madrid. Una pulseada por demás atractiva.
El City procuró crear superioridad numérica por adentro con las incursiones de Akanji, perseguido en ocasiones por Vinicius y en otras por Bellingham. Por ese sector, la derecha, el equipo inglés consiguió llegar al fondo con las internadas de De Bruyne. El arquero Lunin y los zagueros centrales tenían mucho trabajo. Sin llegar a arrasar, el City era insistente, percutía sobre un rival que se cerraba por adentro y tenía a Carvajal en un duelo mano a mano con Grealish.
Sin tantas posibilidades de penetrar con juego asociado por el medio, el City hizo circular la pelota hasta poder sacar centros en posiciones ventajosas, sin entrar en la desesperación. Su filosofía no se permite el atolondramiento, sería ir contra su naturaleza. Haaland fue el faro en la búsqueda aérea. En la primera etapa, un cabezazo del noruego dio en el travesaño y otro se fue por arriba. En el Madrid, Bellingham, que en ataque oficiaba de media-punta, un poco por detrás de Vinicius, se sacrificaba en el retroceso para taponar el circuito de pases local.
Real Madrid se abocó a un organizado y atento ejercicio defensivo. El City extrañaba la chispa de Foden, que parecía no encontrar su lugar. Los locales eran una máquina de fabricar córners, síntoma de la exigencia defensiva a la que se veía sometido el Madrid. Los contraataques visitantes quedaban en insinuaciones, sus hombres de ataque se replegaban cada vez más.
El dominio del City fue más pronunciado en el segundo período. Se jugó decididamente en campo del Madrid, que apenas si pudo armar una réplica con Valverde y Vinicius. Las atajadas de Lunin ya fueron más frecuentes. Guardiola hizo un cambio sin modificar el esquema: Jeremy Doku por Grealish, que había hecho un gran desgaste. Carvajal debía frenar ahora al zigzagueante extremo belga, que en un desborde sacó un centro devuelto por un corto rechazo de Rudiger; la pelota le quedó justo a De Buyne para definir con un fuerte remate. Iban 31 minutos y el City encontraba un premio merecido, por el que había trabajado arduamente. De Bruyne, que se había perdido el cotejo de ida por una indisposición estomacal, tuvo el triunfo con dos disparos que se le fueron desviado. La última jugada antes del alargue fue un símbolo de los 90 minutos: ¡córner N° 15 para el City!. El Madrid recién tuvo el primero a los 15 minutos del primer tiempo del suplementario, con una derivación que puso a Rudiger en situación de marcar el segundo, pero su remate salió alto. Hacía un rato largo que el Madrid no se asomaba hasta el área de Ederson.
Desde los 11 minutos del alargue, el equipo de Ancelotti encaró lo que restaba sin delanteros: Brahim Díaz, media-punta, reemplazó a Rodrygo y el polifuncional Lucas Vázquez a Vinicius, que salió con una molestia física tras una corrida en la que no pudo con el cierre del potente Walker. En el alargue, el City mantuvo la iniciativa, pero el Madrid tomó un poco de aire. Un envión para los penales, suerte que también sabe controlar: se impuso en las últimas cuatro, desde 2016 (dos por Champions y dos por Supercopa de España). Nada de lo que concierne al fútbol escapa a la sabiduría de Real Madrid.